MADNESS

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    Advertencias: Muerte de personaje
    Género: GL, Suspenso psicológico, terror y romance
    Pareja: Sandy x Stacey
    Palabras: 1,332 –OS-
    Notas: Este Fanfic va dedicado como regalo de cumpleaños adelantado a la Veggy. Ella me había pedido que le escribiera un fic sobre una pandemia o con algo relacionado y pues aproveche el reto del foro jajaja 2x1 aunque ni logré terminarlo a tiempo, bad luck. Quise hacer algo diferente a lo que han subido al foro porque quise manejar una situación tétrica en muchos aspectos, no cuento más para no tirar el spoiler. En este caso se hablará de una infección cerebral que causa alucinaciones y demencia, similar a la enfermedad de las vacas locas.


    M4eInMF

    MADNESS


    El mundo había enloquecido, quizá al fin la madre naturaleza se desharía de la plaga humana gracias al nuevo virus que se extendía por todos los países. Sandy se encontraba encerrada en aquel hotel que servía como su único refugio, ¿qué se sentirá no tener escapatoria ante el peligro? ¿Hasta qué punto somos conscientes de nuestra propia locura?

    El mundo se había enfermado y todos se dejaban consumir por su veneno, al fin la humanidad se extinguiría, pero yo no estaba preparada para aceptar ese destino cruel. El hotel «Stanley» era el único edificio al que pude ingresar para escapar de los lunáticos que se comían allá afuera. El virus MAD-20 ya se encontraba en todo el mundo y principalmente había afectado a cada ciudad de los Estados Unidos, este país que en sí ya parecía una locura insana, ahora mismo poseía la demencia en su mayor apogeo. Este virus se apoderaba de tu cerebro y provocaba que perdieras el raciocinio de tus acciones llevándote a las alucinaciones visuales y auditivas, era similar a una esquizofrenia incontrolable. Yo me había criado en el campo, así que estaba acostumbrada a mancharme las manos con la sangre de animales inocentes por lo que fue más fácil defenderme de la demencia que casi me arrebata la vida.

    El virus te infecta mediante los fluidos de un contagiado, por lo que es fácil volverse un zombi asesino. En este momento solo he sobrevivido gracias a mi inteligencia. Camino por los desolados pasillos de este hotel en el que tantas veces vine a jugar con Stacey. El hotel Stanley es una herencia familiar que ha pasado por al menos 4 generaciones, así que mi mejor amiga ha sido una chica adinerada, siempre me pregunté qué tenía de especial para que quisiera ser mi amiga hasta que un día confesó su más íntimo secreto:

    «Me gustan las chicas. Me gustas tú Sandy»


    Esa fue la última vez que me quedé en este hotel. Hui como una vil cobarde al no poder aceptar sus sentimientos –que no comprendía—y me desaparecí por años. Ahora, justamente en esta pandemia, vuelvo al epitome de mis miedos, este hotel donde me negué a aceptar a mi único y verdadero amor.

    —¡Stacey! —bramé en el pasillo de este lugar abandonado. Busqué por las habitaciones, teniendo cuidado de cualquier suceso repentino. Stacey no se encontraba por ningún lado y me temía lo peor, ¿había sido contagiada? ¿Acaso un demente la había asesinado? ¿Estaba herida y vulnerable?

    Seguí examinando las habitaciones y los pisos hasta que llegué al cuarto de Stacey, ella siempre había amado el color rojo, así que su puerta brillaba bajo la luz como si estuviera bañada de sangre. Abrí la puerta de una patada y fruncí el entrecejo ante lo que vi. Todo seguía en el mismo lugar, aquellas fotografías que nos tomamos en nuestra adolescencia, los peluches que le regale durante la primaria, las mismas sábanas caricaturescas permanecían sobre la cama y el televisor viejo donde veíamos nuestras películas favoritas estaba intacto. Vi la polvorienta videocasetera y noté los VHS en las desgastadas repisas, tomé el más cercano y lo coloqué. En el vídeo se observaba la baja calidad de una obra escolar donde Stacey me abrazaba con fuerza.

    —No me alejaré de Sandy, yo la quiero mucho. Si ella no sale en la obra no voy a actuar. No lo haré.

    Recordaba ese suceso durante nuestro cuarto año de primaria. Yo siempre había sido una chica tímida, pero me apasionaba actuar. Era buena fingiendo ser otra persona, aunque la profesora no confiaba en mis capacidades, la única persona que siempre había creído en mí era Stacey.

    ¿Por qué no había aceptado mis sentimientos en ese entonces?

    Escuché un crujido detrás y sujeté el mango de mi cuchillo de caza, me giré y me topé con Stacey que me miraba desde el marco de la puerta, su silueta grácil se había vuelto esquelética, casi anémica, y sus ojos verdes hermosos habían perdido su encanto gracias a las ojeras que parecían dos huecos enormes.

    —¿Qué haces aquí?

    Su voz retumbó en mis oídos, escuchándose como un delirio que pedía ayuda. Ahora lo sabía, Stacey, mi amada Stacey había sucumbido al virus. Ya no había salvación para mi amor.

    —Stacey, aléjate. No quiero dañarte, aunque es mi deber eliminarte para que no propagues el virus y…
    Antes de terminar mi frase fui interrumpida por Stacey quien se abalanzó hacia mí, sujetando mis muñecas con fiereza. Me agité, intentando quitármela de encima. Aquella chica delgada era más fuerte de lo que recordaba, ¿era acaso un efecto secundario del MAD-20?

    Forcejeamos durante minutos que parecieron horas hasta que pude quitármela de encima sin que su saliva o sangre tocara mi piel. Logré lanzarla contra el mueble donde se hallaba el viejo televisor y me escabullí, abandonando parte de mis armas que se habían regado por el suelo de aquella habitación.

    No podía escapar de este edificio maldito, si salía no sobreviviría mucho tiempo y si me quedaba sería contagiada por mi querida Stacey. En este momento elegir cualquiera de las dos opciones era como jugar a la ruleta rusa con 99% de posibilidades de perder. Corrí hasta el sótano donde jugábamos para no ser regañadas por el padre de Stacey y sentí un poco de nostalgia al ver el lugar, pero había un fétido aroma que me causaba asco mientras más descendía por las escaleras.

    Caminé en medio de la oscuridad, escuchado el salpiqueo del suelo, cuando llegué al cordón que servía para prender el foco de la habitación, terminé halándolo y entonces la escena frente a mis ojos me horrorizó. Los padres de Stacey estaban masacrados sobre el frío suelo y charcos de sangre bañaban mis zapatos, ¿Stacey había hecho esto?

    Escuché el rechinido de la puerta y me escondí rápidamente detrás de un sofá que habían dejado abandonado. Los zapatos de Stacey resonaban en el suelo y yo contenía mi jadeo. No quería matar a la única persona que me había importado, pero tenía que sobrevivir a esta catástrofe. Stacey no volvería a ser la misma, este virus no tenía cura.

    —Sandy… —su dulce voz no había cambiado, pero sonaba demasiado perturbada. Allí fue donde tomé una desición y me levanté del suelo, tenía todavía mi cuchillo de caza así que me las arreglaría con eso. Los gritos de Sandy me daban ganas de echarme a llorar como niña pequeña, yo no quería matar a mi amada.

    —D-detente Sandy. No piensas correctamente, tú estás enferma…

    Su dulce voz fue reemplazada por alaridos desgarradores mientras encajaba la navaja en su pecho, garganta y rostro, no podía detenerme… deseaba corromperla. Quería lastimarla como ella lo hizo conmigo.

    El hermoso rostro demacrado de Stacey lucía irreconocible ya que su piel se había hecho tirones y parecía haber pasado por una trituradora de papel. Ya no respiraba, mi querida Stacey había muerto. Observé mis manos llenas de sangre y perdí la compostura, pronto me infectaría. Miré a los cadaveres de la familia Stanley y ladeé mi rostro en estupefacción, tenían las mismas marcas que el cuerpo de Stacey. Jalé mi cabello incrédula de lo que mis pensamientos maquinaban en mi mente, ¿acaso yo… había hecho esto? Salí de prisa del sotano buscando un espejo, ellos no mentían… mostraban exactamente quién eras o en quién te habías convertido.

    Aquella mujer no era yo, era una maniatica. Me sonreía como si el gato Cheshire la hubiera poseído y me repetía mil y un veces «la mataste» con una risa sardonica que me enloquecía aún más.. Sacudí mi cabeza en confusión mientras me arrancaba a jalones mi largo cabello negro en desesperación. ¿Yo era la infectada? Ahora todo tenía sentido, lo recordaba vividamente por escasos minutos. Yo era quien estaba obsesionada con Stacey, siempre la había amado desde que eramos infantes, pero ella… ella prefería a los chicos.

    Yo no pude soportarlo y la obligué a estar conmigo, pero fue rechazada con vehemencia y luego nuestra amistad murió. Sucedió todo esto de la pandemia y terminé siendo infectada, ¿por cuánto tiempo mantuve cautiva a Stacey en este hotel? Su piel casi se había pegado a los huesos, pero es que yo la amaba con locura, ¡¿por qué ella no podía corresponderme?!

    ¿Y si me comía su corazón? De esa forma estaríamos juntas para siempre, ella podría hundirse en la demencia junto a mí.

    Oh, mi dulce y bella Stacey… jamás me rechazarías nuevamente, ya no.

    Fin.

     
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    Shut your mouth and let me speak

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    Joder nena, este fic que no pudo ser para el reto es escalofriante. Me recuerda un poco a Soleil de Schnapsidee. , que publicó unos retos atrás, y me deja con el mismo mal cuerpo que el suyo hahaha ¡lo que quiere decir que has hecho bien tu trabajo! La verdad es que aunque se ve a venir el final, no te das ni cuenta mientras lo lees, de repente ¡zas! Ahí está, todo cambiado a la inversa. Siento que este comentario no sea más largo (no hace mucho que estoy despierta XD) pero que sepas que me ha gustado <3
     
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1 replies since 7/5/2020, 06:17   20 views
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