Heterosexualidad obligatoria/Comphet (compulsive heterosexuality).

Un problema con el que lidiamos las lesbianas.

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +2   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Butch a tiempo completo.

    Group
    Member
    Posts
    18

    Status
    Offline
    No soy muy amiga de explicar cosas complejas porque siento que no soy demasiado lista ni tengo demasiadas fuentes contrastadas a las que citar, así que esto es lo que vamos a hacer: os voy a definir a grandes rasgos este fenómeno y me voy a centrar en contar mi experiencia personal, que esa no necesito ser demasiado espabilada para poder narrarla.

    QUOTE
    ¿Qué es la heterosexualidad obligatoria o comphet?

    Debido a la sociedad patriarcal en la que crecemos con el hombre (especialmente alocishetero) como centro de todo y con el deseo sexual/atracción y otras tantas experiencias femeninas invisibilizadas, muchas mujeres lesbianas crecemos creyendo que somos heterosexuales o bisexuales porque damos por sentado que nos gustan los hombres. La invisibilización de nuestro deseo y nuestra atracción hace que cuando tenemos una relación romántica y/o sexual con un hombre, las cosas no funcionen y no sepamos identificarlo. Muchas creemos que la culpa es nuestra, que algo no funciona bien en nuestro cuerpo o que quizá el sexo no es para tanto.
    Esta sería mi explicación groso modo.

    QUOTE
    Mi experiencia personal.

    Tengo treinta años y salí del armario como lesbiana el año pasado, a los veintinueve. Fue la tercera vez que salía, pues empecé creyéndome bisexual y hace unos años descubrí que también soy asexual (demisexual, concretamente). Recalco esto porque cobrará sentido más adelante.

    Soy una soft butch: o sea, bastante masculina. Al salir del armario creí que comenzaba a explorar mi faceta de «marimacho», pero lo cierto es que empecé de cría. Lo había olvidado porque me forzaron a anular esa parte de mí desde muchos flancos. Recibía críticas constantemente hacia mi pelo, mi comportamiento, mis gustos, mi aspecto… A eso sumadle mi dilatada experiencia con el bullying. Yo solo quería pasar desapercibida para estar tranquila, así que lo interioricé y olvidé quién era.
    Cuento esto por dos razones. La primera, que entendáis que me adapté a lo que se esperaba de mí para sobrevivir. La segunda es todavía más turbia: mi entorno veía mi lesbianismo y decidió reprimirlo conscientemente.

    Respecto a lo que el resto del mundo veía en mí, olvidad los estereotipos: yo de niña era fan de cosas «femeninas» (series, pelis) porque allí había mujeres bonitas a las que mirar. Me encantaba tener muñecas por esa misma razón. Nadie me regañó porque me gustasen los deportes (de hecho, siempre se me animó a practicarlos), pero si se me iban los ojos en los vestuarios se me señalaba, los adultos solo aprobaban mis comentarios cuando eran sobre señores… Es complejo y no sé explicarlo bien, pero quería dejar claro que no era cuestión de que no me gustase el color rosa.

    Volviendo al tema.
    Con doce años comprendí que me gustaban las mujeres. Nunca lo reprimí ni lo oculté, pero tenía tan interiorizada la heteronormatividad que la palabra lesbiana no se me ocurrió jamás. Daba por sentado que los señores me gustaban. Y, a ver, me había obsesionado con más de un chaval, así que no entendía qué pasaba con mi orientación. Resulta que estas obsesiones son frecuentes en lesbianas, igual que lo de que te gusten y/o atraigan personajes masculinos que están diseñados para tener ese efecto. En cualquier caso, esa fue la primera vez que oí la palabra «bisexual» y me pareció que tenía sentido. Adopté la etiqueta y así perdí los siguientes diecisiete años. Sí, los perdí. Sé que si eres bi sales con gente de tu género y de otros, pero aquí entra en juego un elemento con el que he convivido siempre: mi misoginia interiorizada. La mayor parte de mi vida he sido muy machista porque así me educaron. ¿Sabéis el típico incel que se queja de que no les gusta a las tías y todos pensamos «con razón, hijo de mi vida, qué esperas si las tratas a patadas»? Así era yo, por eso (y porque tampoco sabía de la existencia del espectro no binario) solo salía con señores. Me enrollé con chicas un par de veces, pero no sentía nada con unos ni con otros. Llegué a la conclusión de que el sexo era más bien decepcionante. Una exageración de la ficción. Me gustaba mucho en la teoría, en literatura sobre todo (y para muestra todos mis fanfics smut), pero en la práctica me parecía una forma desagradable de perder el tiempo.
    Ignoraba qué era la asexualidad así como la diferencia entre libido y atracción sexual.

    Así empecé a salir con un señor majísimo que solo me daba motivos para adorarlo y sentirme agradecida, lo que tampoco ayudaba a que me diese cuenta de que los hombres no me gustaban. Ocho años más tarde, aún con él, leí las palabras «heterosexualidad obligatoria». Antes de conocer la definición ya me caló hondo el concepto. No supe/pude asimilarlo, así que dije «lo que me pasa es que soy asexual». Total, en esa época empecé a tener contacto con más personas LGTBIAQ+ y aprendí a diferenciar atracción sexual de libido y… bueno, era más fácil aceptar que no tenía la capacidad de sentir determinadas cosas antes que aceptar que tenía que ponerle fin a aquella relación.
    En cualquier caso, a partir de ahí solo duramos juntos dos años más. Diez en total.

    Conocí a Sofía en febrero de 2021. Aún le daba vueltas a lo de la heterosexualidad obligatoria, pero igualmente me presenté como bisexual (por ahí está mi primer mensaje en este foro). Conecté con ella y flipé con las reacciones de mi cuerpo. Sentía cosas que no había experimentado NUNCA a pesar de los 600 kilómetros que nos separaban, así que lo de «heterosexualidad obligatoria» adquirió todo el sentido del mundo. Tardé pocos días en comprender que nunca me habían gustado los hombres.

    Podría cerrar esto aquí diciendo que ahora que sé lo que se siente, tengo claro qué y quién soy porque es la verdad, pero voy a atar un par de cabos sueltos con los que me estuve comiendo la cabeza.

    Si lo he visto todo tan claro con Sofía, ¿por qué no me di cuenta de mi orientación las veces que me enrollé con chicas?
    Hay un matiz importante: sí que soy asexual. Concretamente demisexual: solo siento atracción después de haber establecido una conexión sentimental. Liarme con una tía a la que acababa de conocer me dejaba tan indiferente como cuando era con tíos.
    ¿Significa eso que en realidad podría no ser lesbiana y simplemente no di con el señor adecuado? No, ni de coña. Desde que dejé de forzar sentimientos hacia el hombre por culpa de la heterosexualidad obligatoria, lo veo clarísimo.

    QUOTE
    Si habéis leído hasta aquí: gracias.
     
    Top
    .
0 replies since 15/6/2022, 18:31   15 views
  Share  
.